Esta tradición que empieza en la Baja Edad Media, es la fiesta que se dedica al Cuerpo y la Sangre de Jesús, en su representación por medio del pan y el vino, celebrada en todo su esplendor 60 días después del Domingo de Resurrección, coincidiendo siempre en jueves.
Sevilla ha conservado en la procesión del corpus el acompañamiento de "pasos" que tanto unieron a nuestra ciudad como la Custodia chica, Santa Justa y Rufina, La Inmaculada, San Leandro, San Isidoro, el Niño Jesús, San Fernando (conquistador y patrón de nuestra ciudad) y la Custodia de Arfe (Custodia grande)
A partir del 11 de junio de 2009 se incorporó por primera vez el paso de Santa Ángela de la Cruz que procesiona delante de las santas Justa y Rufina.
La tarde anterior al corpus, adornan balcones, escaparates, esquinas, e incluso se montan altares, con el motivo de esta fiesta, en calles y plazas por donde la procesión hará su recorrido.
Los sevillanos se hechan a la calle hasta altas horas de la noche para ver y admirar los preparativos y oír los ecos de canciones eucarísticas que interpretan alguna que otra coral.
El amanecer del día del corpus es impresionante. Las campanas suenan sin cesar, y más aún al salir la Custodia de Arfe de la Catedral para anunciar que el Señor está en la calle. Familias enteras con sus mejores galas buscan un rincón para no perderse la procesión. Las calles se rocían con tomillo, romero... manifestación de religiosidad, fe y respeto ante una de las celebraciones más importante para los católicos sevillanos.